Tengo diez minutos (igual que la famosa revista del cuore) para escribir.
Veo la pluma verde con el plumín oxidado por la decadencia y la ausencia de uso.
Veo los manchones de tinta que enterraban las dulces letras que pretendían brotar.
Veo el papel apergaminado por el exceso de tinta que recorría sus estrías burdas y hoscas como si de un río y sus afluentes se tratara. Hasta que morían por la sequía y el abandono.
Veo las migas de las galletas, parte de mi merienda, expandidas por el agradecido papel.
Veo fotogramas de mi vida.
Veo recuerdos de mi infancia.
Vuelvo a ver mi primera pluma marca Parker, verde y plata, que aún conservo ¿o no?
Veo el abandono al que sometí al compañero de la pluma, un bolígrafo gemelo que jamás utilicé.
Se acaba el tiempo. Los diez minutos han trascurrido sin tregua.
Se aproxima la hora de las obligaciones laborales.
El tiempo del paseo por la nacional 1.
¡Pues venga! Finiquita la sesión y a trabajar.
Escritora, autora de cuatro novelas publicadas cuyos títulos son: LA GUINDA DEL PASTEL, UN FIN DE..., e HILOS DE MARIONETA, y VALENTINA COMPRA UN SUEÑO. Poetisa liberada.
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Si se acabó el tiempo del vamino ese que hiciste por el aire, a bajar a tierra y a trabajar, pero estaría bueno que retomes este escrito, fuiste por caminos muy ricos, dignos de ser recorridos con mas tiempo!
ResponderEliminarBesos!