CUANDO LA TRISTEZA ENTRA POR LA VENTANA
Nadie la convoca, ni la busca, ni la reivindica,
mas ella hace acto de presencia sin invitación,
se cuela entre las grietas de la identidad.
Llega silenciosa y me pretende como un enamorado,
primero me acaricia tímidamente,
y paso a paso, febril, me araña y
me arranca el pellejo.
Me aniquila, me fulmina.
Invade mi cuerpo, me asola, me arrasa,
me anega entre los fluidos de la desesperación.
Busca y rebusca gozarme, dominarme y
acaba penetrándome voluptuosamente,
poseyéndome con un vaivén delirante.
Se introduce muy dentro de mí y
llega hasta el corazón,
reventándolo,
estallándolo......
...... de pena.
Puta tristeza.
A veces cuando soy consciente de que te pasas la vida echando gasolina al depósito de tu existencia y no llegas a ninguna parte, desespero. Afortunadamente son pequeños instantes de bajón que voy superando inmediatamente. Asumo que yo y todos somos seres errantes que vamos de aquí para allá con más o menos ánimo, cubriendo trayectos plenos y viajando por parajes desérticos. ¡C´est la vie!
ResponderEliminar(te estaba por decir algo parecido al comentario que has dejado)
ResponderEliminarMas allá de los bajones, esos momentos que nos toman por completo y no sabemos cómo evitarlos, el poema que escribiste me parece muy bueno, la tristeza a veces enamora, te posee, te hace suya y se instala como bien decís, como un enamorado. Hay que tomarse el trabajo de sacársela de encima como a una garrapata haciendo cosas, distrayendo el pensamiento, la acción, con actividad física que suma endorfinas, como sea hay que poder salirse de ella.
Yo tiendo a caer rendida a sus pies y no es bueno.
Besos que mejores prontito =)