PENSARES DE AMOR
Pude recoger tus penas en mi bolsillo
cuando mis penas se encontraban en el tuyo.
A resguardo. A mi cargo.
A tu amparo. En tu custodia.
El salitre de nuestros besos dibujaba un mar de girasoles dorados, una marejada de voluptuosos "va y ven". Un sublime encuentro.
La línea de tus manos entrelazadas con las mías, escondía un secreto: el nido del deseo donde se refugiaban nuestros suspiros.
© Fátima Ricón Silva.
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