Una amiga que se halla ahora en un momento delicado con sus hijos, está siendo afectada por una tristeza aplastante y está pendiente de ayuda psicológica. Tiene la primera cita con el terapeuta para la próxima semana. Demasiado tiempo de espera.
Me comenta sin ahondar en intimidades que sus hijos la están responsabilizando de su separación y de los problemas que existen ahora en la familia. La única culpable de toda la hecatombe parece ser ella según la visión de sus dos hijos, mayores de edad.
Me comenta por encima que la apatía y la tristeza más profunda se la está comiendo. Se siente muy sola. Una botella de güisqui, casi diaria, es su falsa y endeble tabla de salvación.
Tiene esperanzas en que alguien le ayude. Ella por su propio voluntad ha buscado esa ayuda pendiente de recibir en una semana.
Yo con mi ánimo de favorecer una sonrisa le dije un:
-¡Chica tu vales mucho! Ayúdate tu misma, en principio, no te dejes caer.
Ella con la mirada opaca y distraída me contestó:
-Lo sé, pero en este momento estoy de saldo. No tengo valor.
Quedé muda. Suerte amiga. Sabes que aquí estamos para aportar todo el apoyo que esté en nuestra mano.
Escritora, autora de cuatro novelas publicadas cuyos títulos son: LA GUINDA DEL PASTEL, UN FIN DE..., e HILOS DE MARIONETA, y VALENTINA COMPRA UN SUEÑO. Poetisa liberada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Sus hijos la están responsabilizando a ella de la separación, pero... ¿es ella verdaderamente responsable, o es un error de apreciación de sus hijos?
ResponderEliminarCreo que además de estar con el psicólogo, lo más importante es sentarse a una mesa con sus hijos y hablar largo y tendido, esa, sin duda, es la mejor terapia.
Arrapiezo
Parece ser que en este momento, están mudos, sordos y ciegos y es imposible hablar, escuchar y mirar desde otra perspectiva. Cierto es la terapia complementaria y necesaria la profesional y la emocional.
ResponderEliminar