LA BOCA LLENA DE RAZONES
Casi no puedo ni hablar, tengo la boca llena de razones para no hacerlo,
y tal aluvión de argumentos no me permitan articular palabra.
Razones, unas, que manan desde afuera, y otras, de un manantial interno.
No puedo hablar porque tengo la boca llena de razones para no hacerlo.
©Fátima Ricón Silva
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