sábado, 26 de febrero de 2011

NOCTURNO // CARAMELOS AGRIDULCES

                      NOCTURNO



Hace tiempo encontré la noche y me extravié en su luz.
Quise encender la oscuridad que me embargaba,
pero las estrellas me quemaron las yemas de los dedos
y mi alma se hizo cenizas.

jueves, 24 de febrero de 2011

LA NARANJA // CARAMELOS AGRIDULCES

                         LA NARANJA



          Haciendo un ejercicio de imaginación,
      relajada, tumbada en un diván de piel clara,
  he fantaseado y he soñado que yo era una naranja
        brillante, oronda, con piel fina y rugosa.
               Un fruto para entregar.

 Mi interior repleto de dulce pulpa y vitamínico jugo,
        rellenando la cáscara recia y delicada,
               de vida saludable y sana,
    acuñando refrescantes gajos de vitalidad.

   El aroma a flores de azahar se adivina en su halo,
    la tierra que abraza los naranjos que la parieron
         se vaticina en su calor fresco y frutal,
  las tinieblas del rocío rematan su dulzura especial.

 Así de estupenda me encuentro, soy una naranja de felicidad
                         y de repente siento
                     que un cuchillo sangriento
                      me parte por la mitad.

   Me estruja una mano férrea, firme, intolerante, parásita,
          unos dedos estrangulan mi cintura afrutada,
                      robándome mi esencia,
             apoderándose de mi sustancia íntegra.

  Quedo vacía, la médula esquilmada y desocupada,
              seca, árida, sin nadie, sin nada,
    esa piel antes tersa y fina acaba rota, despedazada,
  y los gajos jugosos son ahora pellejos, son ahora cenizas.








martes, 22 de febrero de 2011

LA MENTIRA DE UNAS FOTOS. Autora Fátima Ricón Silva

                                                      


                                              LA MENTIRA DE UNAS FOTOS


                                                      Fátima Ricón Silva




Son las seis de la mañana.

Me hallo en la cocina de mi casa, disponiéndome a realizar la pesada y ardua tarea
de planchar. Tengo la ropa de dos lavadoras completas para repasar con el artilugio
caliente y húmedo que tengo entre mis manos. ¡Ya podría ser otra cosa! Pero es lo qué es, también me hará sudar y suspirar, pero de esfuerzo físico laboral y de aburrimiento.

Distribuyo y organizo la ropa en dos grupos por grado de dificultad: los pantalones y
camisetas de algodón, de los niños, por un lado; las camisas de José y pantalones de
vestir (los que llevan raya), por otro. Como hay tanta cantidad dudo por qué grupo
comenzar, sí por el más difícil y laborioso o por el fácil en el que la plancha se desliza
como una patinadora olímpica. Decido iniciar la labor por el grupo cansino y fatigoso,
con el objetivo de sobrellevar el cansancio y la monotonía del final con mas alegría.

He madrugado muchísimo, como todos los días. A las cinco y media estaba levantada,
duchada y desayunada. Excepcionalmente hoy he adelantado una hora el momento habitual de levantarme, precisamente, por el hecho de tener que planchar. Los niños necesitan su ropa deportiva para el colegio, el chándal para gimnasia y el uniforme; y José, sus camisas y trajes para acudir a sus citas comerciales vestido impecablemente.

Mi marido vende ropa a tiendas minoristas y se pasea por toda la provincia con sus
muestrarios de vestidos, chaquetas, faldas y blusas de señora. De señora clásica diría, prendas que no me agradan en absoluto, yo que soy moderna y funcional.

Cuando llega mi cumpleaños me regala siempre una de las mejores piezas del
muestrario, reconociendo y aceptando de antemano que nunca verá mi cuerpo cubierto con ese tipo de atuendo.
Acepto el regalo con buen talante para posteriormente venderlo a algún familiar o vecina, y comprarme lo que me gusta. José muestra indiferencia ante este hecho. Él ya ha cumplido como marido atento y yo he salido airosa del intento conyugal de reconvertirme en modelo de su muestrario.

Cierro la puerta de la cocina y procedo a conectar la radio. La radio me acompaña en
todos mis quehaceres diarios y nocturnos. Cómo mi esposo viaja tanto, duermo sola
muchas noches y me entretengo escuchándola hasta que me invade el sueño.
Nunca consigo apagarla antes de dormirme, por tanto, mi primer momento vespertino lo
disfruto acompañada de algún locutor o locutora de quien conozco demasiado
íntimamente las cadencias y siseos de su voz.

Gradúo el volumen para no despertar a los chiquillos. Están mejor dormidos,
descansando, para afrontar las tareas y obligaciones que tienen. Deben recoger las
fuerzas que regala Morfeo para pasar el día.

Coloco la tabla de planchar en posición y comienzo con la rebelde raya de un pantalón
azul marino.

La radio suena, escucho una voz embaucadora, almibarada que pretende engatusarme
para que compre un friega platos virtual.

        -"¿Y eso qué es? - Me pregunto".

Escucho el sonido que indica que son las seis de la mañana. Comienzan las noticias de
las seis. Son las que más me gustan, me permiten desde bien temprano conocer los
últimos sucesos nocturnos del día anterior, y los primeros del actual.


Buenos días, -saluda el locutor-, ayer a última hora de la noche, en Madrid, en el barrio de San Mirto, tuvo lugar la muerte violenta de una mujer a quien su marido le asestó cincuenta y siete puñaladas con resultado de muerte. Esta nueva víctima de la violencia de género es la número setenta, en lo que vamos de año”.

Me siento en una silla de la cocina, yo resido en el barrio de San Mirto, en la calle de La
Pelota. ¡Por Dios! Es una vecina del barrio probablemente la conozco. ¿Quién será?
Continuo escuchando la noticia.

“La víctima de cuarenta y nueve años de edad, reside en la calle de La Pelota,
número nueve, pudo escapar de su domicilio, malherida, al portal y pedir auxilio hasta que algunos de los vecinos la escucharon y llamaron a la policía”.

¡Madre mía! Es el portal de Aurora, una conocida mía. Precisamente antesdeayer
tomamos un café con leche en la panadería del barrio. Me mostró unas fotos de un viaje
que hizo el mes pasado a Tenerife. ¡Qué fotos más hermosas! ¡Qué felicidad irradiaban
ella y su esposo! ¡Qué matrimonio mas bien avenido! Luego quizá la vea en la panadería
y comentaremos el trágico suceso que ha ocurrido en su portal.

Husmeo el aire de mi cocina. Huele a quemado. ¡Oh! He dejado la plancha posada en el
mejor pantalón de José, ¡se está quemando!

De un brinco, salto para colocar la plancha de pié e intentar recomponer el desaguisado y sigo escuchando la retransmisión de la noticia.

“La víctima ha sido identificada como Maria Aurora Román Pérez, vecina del citado barrio...........”

Caigo fulminada nuevamente en la silla, el pantalón definitivamente se quema, el
agujero con forma de suela de plancha lo imagino sin remisión. Pero qué me importa el endiablado y complicado pantalón.

La víctima es Aurora. Las fotos...... Las fotos de la mentira. Debajo de esas caras sonrientes y amorosas, se encubría el maltrato y la humillación. Las sonrisas eran forzadas, abusadas, viciadas, pero a mí me engañaron. Desearía volver a ver las fotos, observar las miradas y analizar los gestos de esas imágenes falaces que me estafaron y mintieron.

Oigo ruido, es José, se ha levantado y penetra en la cocina con gesto airado, me mira y observando la humareda que brota de su pantalón. Me chilla:

      -Paqui, ¿no ves que estas quemando mi pantalón?

      -¿Qué importancia tiene eso ahora? Un pantalón quemado. ¡Puah! En este instante lo único grave son las fotos que mienten. Sórdidas fotos que inventan y fingen un retazo de una vida. De la vida de Aurora.

José me contempla con indiferencia y sin ánimo de indagar, de conocer la causa de mi trágico estado.
Desenchufa la plancha y sale de la estancia obsequiándome con una última mirada rastrera e incomprensiva.

Yo me mantengo con la vista extraviada en los blancos azulejos de la cocina. En silencio, hasta que el llanto brota y oigo mi voz, queda y sujeta:

      -Las fotos mienten.

jueves, 17 de febrero de 2011

DESEXORAL//CARAMELOS AGRIDULCES

                             DESEXORAL


Deslizando su aliento manso por la curva de mi espalda,
exhalando aullidos sordos, risas apagadas, voces en penumbra,
erizas mi piel porosa que recibe tus caricias y tu prosa,
desencadenando un espasmo originado en el cenit de mi cuello,
dejándome ahíta, ahogándome extasiada, sin resuello.


Suscitando mis sentidos y multiplicándolos por mil,
acaricio un suspiro hondo y grato que no puedo reprimir,
ahora tu lengua repasa todos los recovecos de mi ser,
jugosa, juguetona, insistente, dominante, traviesa e insinuante.


Tanteando el punto mágico a lametazo preciso,
humedeciendo con toques tácticos la envoltura del placer,
me revuelvo en tu fulgor sin quererme detener,
sin poder frenar el gozo que se encarama por mi cerebro.


Jadeando de regocijo, deleitándome, rodeando melindrosa el apogeo,
sumándome con movimientos sensuales a tus enredos,
actuando por mi cuenta para luchar por encontrarte,
para ser arte y parte, para culminar sublime al mirarte.


Me dejo llevar por la bacanal de exultantes pasiones,
susurrando a tu sexo bellas melodías y canciones,
relamiendo el deseo que te provoco ardiente,
retomando el vaivén una y otra vez, incesantemente.


                         Estallé.


Quedo fragmentada por miles de sentimientos,
una lasitud maleducada me posee con sensaciones y afectos,
recogida en un mullido convite de lujuria y lascivia,
voluptuosamente me giro y ...... sigo deseándote.

martes, 15 de febrero de 2011

NO LO SÉ//CARAMELOS AGRIDULCES

                 NO LO SÉ


El cuerpo a la intemperie cubierto pero desvestido,
paseando por las colinas y lomas de la vida,
ascendiendo y descendiendo con pensamientos inventados,
para hacer mas ligera la excursión hacia el olvido.

Sufragando las desdichas con cánticos inhumanos,
para aminorar el paso por este trayecto pagano,
que roe inmisericorde mi paso liso y llano,
¡debo echar a correr!¡Ahora! ¡No hay tiempo para la demora!

Pasado el trance intempestivo e inesperado,
quedo roto, hecho trizas, muerto y anquilosado,
suponiendo que el fin está cerca, huraño,
como siempre, cuando me despierto cubierto de sangre y barro.

Tomo la medicación, se inicia de nuevo la mentira,
sucumbo a la mansedumbre de la presión química,
en forma de comprimidos de falsa vida,
de cápsulas que encierran mi paupérrima verdad.

Estoy mejor, no siento nada, ¿esto es el bienestar?
¿Es qué soy alguien?¿Quién soy? Un dopado documentado,
que tiene número en la seguridad social,
y crédito en las farmacias y el submundo medicinal.

Provoco miedo, pánico e inseguridad a los demás,
¿no se dan cuenta quién soy yo?
Un cobarde, acojonado, bajo el látigo de la enfermedad,
intentado ser domesticado por tratamientos psiquiátricos.

Un ser apocado que veo luces y sombras, escucho voces de los que no están,
recibo aludes de noticias de personas que me hablan desde la oscuridad,
que contestan mis interrogantes plenos de dudas y curiosidad.

Necesito otra píldora para salir de esta ruindad vital.

*A un amigo que piensa que él mismo es su mayor enemigo.*

jueves, 10 de febrero de 2011

HISTORIA DE UN LAMENTO//CARAMELOS AGRIDULCES (Menos lamentarse y más actividad positiva)

HISTORIA DE UN LAMENTO


Esta es la historia de un lamento,
de su amigo quejido y su primo suspiro,
que vagaban por las esquinas de un cuento,
sin rumbo fijo y con escaso aliento.

¡Ay! se quejaba el lamento,
¡Ay! se lamentaba el quejido,
¡Ay! se desahogaba el suspiro,
y así uno tras otro el lamento, el quejido y su primo.

Si el lamento paseaba por la penuria de un desencuentro,
el quejido le apoyaba con ahínco y concierto,
y el suspiro se desgañitaba exhalando un gimoteo,
¡Vaya trío! ¡Qué conjunto de desvaríos!

Sólo hace falta que uno inicie el desaliento,
para que los otros hagan coro a dos voces,
reflejando la pena, el disgusto, la queja,
y derivar por la condena arrastrando una cadena.

No hay peor trío calavera vaticinador de claras penas,
el lamento, el quejido y el suspiro,
los tres unidos atolondran al humano mas frío,
con clamores y quejumbres, hasta hundirlo en el vacío.

viernes, 4 de febrero de 2011

Mi esposo es como un zapato

      Durante esta semana he escuchado de los labios de una guerrera esta frase: "mi esposo es como un zapato". Yo no conozco profundamente a este costoso zapato, únicamente le he observado, en la distancia, desde el escaparate de la inocencia y el respeto.

      Brilla, está muy bien encerado y lustrado. Posee un par de cojones, ¡ups, léase cordones! largos e inertes. Es complicado anudarlos puesto que son rígidos, inanimados, rudos y carentes de la sensibilidad exigida para regalar a una mujer, a su esposa.

      La horma de lujo sobre la que está diseñado tiene un defecto, hace daño en la delicada piel, en el intenso corazón y la valiente inteligencia de la princesa que siempre quiso calzar ese zapato y pasear por un mundo íntimo a grandes zancadas.

      Tan sólo te digo amiga que guardes la esperanza, que el dolor que aprieta tu ánimo se torne una simple rozadura que apenas deje huella ni señal.

Un beso


Créate nuevamente, doblemente, tienes esa fuerza.