lunes, 15 de noviembre de 2010

LA DESFACHATEZ

Un día ya pasado recientemente ideé realizar un pequeño experimento. Compré un regalo( no diré de que se trataba puesto que no tiene importancia) para alguien desconocido.
Caminando por la calle aguardaba el momento en el que un impulso me animara a entregar el presente a cualquier extraño.
Me hallaba nerviosa, dudaba a quien entregárselo, si a una mujer, a un hombre, jóven, maduro..... , el corazón me palpitaba agitadamente.
Como pasaba el tiempo y no me decidía ante el temor de la reacción del "afortunad@", precipitadamente detuve a la primera persona que en ese momento se cruzó conmigo, era una señora de mediana edad.

-¿me permite un minuto? -le pregunté con una gran sonrisa

La mujer me miró de arriba a abajo, para examinar el aspecto de la extraña que le reclamaba su atención, fijándose en el llamativo paquete que yo portaba entre mis manos.
Intuí que su respuesta iba a ser negativa por lo que rauda le aclaré:

-no soy ninguna vendedora, ni testigo de Jehová, no quiero pedirle nada, .... ¿un minuto por favor?

-de acuerdo ¿qué quieres? -preguntó intrigada

-entregarle este obsequio -le respondí contenta-. Es un regalo exclusivo para usted.

La mujer me miró a los ojos para dilucidar si yo era una chiflada o merecia tomarme en serio, concluyó por lo visto que no era una broma por mi parte, puesto que no huyó.
La curiosidad parecía haberla hipnotizado.
Volvió a fijar sus ojos en el envoltorio plateado y negro, adornado con un lazo enorme y atractivo.
Extendí mis manos y se lo ofrecí.
Ella indecisa volvió a fijar su mirada en la mía. Atisbé un ramalazo de desconfianza.

-Tome, cójalo... -me apresuré a decir temiendo que se marchara

Por fin con cautela y precaución lo cogió.

-Ábralo, sí, me gustaría saber si le agrada su regalo.

Rasgó con urgencia el papel y examinando el presente me sonrió.

-Gracias -le dije satisfecha- gracias por aceptarlo

-¿Gracias?- cuestionó mirándome nuevamente intentado descubrir si era una marciana, una loca o una simple soñadora que quería hacer felíz a alguna persona un instante-. Gracias a tí.

-No gracias a usted, muy amable por aceptar mi regalo, me hace muy felíz.

Y me he marchado encantada.
Le he regalado un ratito de nada y un día de meditación, de reflexionar acerca de lo que hoy le ha sucedido, de intentar averiguar el porqué del regalo. Un buen momento que recordará en numerosas ocasiones y probablemente contará a su familia, amigos y conocidos.
El punto de vista con que lo enfoque ya su opción.

Otro día cometeré otra desfachatez.

1 comentario :

  1. La reacción de una persona al recibir algo material positivo de un extraño, implica desconfianza inicial, sorpresa, incredulidad, temor etc. ¿Porqué?
    No estamos acostumbrados a determinadas actitudes, desgraciadamente lo bueno, lo mágico, casi siempre debe ser pagado. Pensamos que el esfuerzo mental o físico puede ser el detonante de un premio; sin embargo la inoperancia personal no puede darnos nada, no lo esperamos, no creemos que podamos recibir gratuita y generosamente algo de alguien desconocido.
    ¡Qué lástima! DEBERÍAMOS CAMBIAR ALGO ¿no es así?

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