EFÍMERA HISTORIA DE NO AMOR
Era tarde, de noche, hacia horas que el día se había plegado y la oscuridad había cubierto mi rostro.
Buscaba tu alma, sus esquinas, algún recoveco por el cual colarme para ver tu luz. Anhelaba una puerta que me permitiese encontrarte. Pero tu alma estaba cerrada a cal y canto.
Ninguna luz me amparaba y tuve que desistir.
Dejaría que transcurriese un poco la vida.
Algún día ese alma clausurada se abriría a algún corazón. Quizá fuera el mío.
©Fátima Ricón Silva
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