No podía rozar un cuerpo con sus labios pero podía lamerlo.
No podía utilizar un lápiz de labios pero podía escribir con él.
No podía apretar los labios pero podía gritar.
No podía morderse el labio pero podía presionar los nudillos de sus dedos.
No podía silbar pero le cantaban al oído.
¿Por qué la mujer no tenía labios?
Porque sus labios eran perfectos,
pero no eran felices,
todos buscaban esa pérfida belleza multicolor,
comerlos, devorarlos, hundirlos en la pasión,
y poco más.
Se desprendió de sus labios y los dejó en el cajón de la mesilla.
Y utilizó la lengua, la palabra y la razón para hacer lo que le diese la gana,
dejar de ser esclava de sus labios,
y recuperar la esencia interior,
que a la corta y a la larga es lo que deja marca.
©Fátima Ricón Silva
Porque sus labios eran perfectos,
pero no eran felices,
todos buscaban esa pérfida belleza multicolor,
comerlos, devorarlos, hundirlos en la pasión,
y poco más.
Se desprendió de sus labios y los dejó en el cajón de la mesilla.
Y utilizó la lengua, la palabra y la razón para hacer lo que le diese la gana,
dejar de ser esclava de sus labios,
y recuperar la esencia interior,
que a la corta y a la larga es lo que deja marca.
©Fátima Ricón Silva