LA SOMBRA DE LAS FRESAS
Carnosas, color fuego intenso,
marcadas en la piel
por un capricho del destino.
Frutas tersas y peligrosas
porque nadie las dispuso,
y a la sombra de tu piel brotaron silvestres.
Mancha señera de una dulce espera
al amparo de tu destino,
cual lotería dichosa que no sabe su sino.
Estabas señalada mujer aventurera
por la señal de la espera,
en la migración de unas células
que te harían estrella.
Antes de nacer,
una brillante lesión lunar,
te tatuó el sentir
que te hizo brillar.
©Fátima Ricón Silva
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