FITNESS EMOCIONAL Y OTRAS DISCIPLINAS
Agunos días, últimamente demasiados, me siento un poco "plof".
Freda, que se ha convertido en mi gurú espiritual y física, me ha animado para que acuda a unas clases de fitness emocional. Sí, clases de ejercicios mentales para jilipollas.
Yo soy la mejor candidata porque desde la niñez padezco "jilipollitis aguda" que se ha ido acentuando a través de los años.
Ya que por mí misma soy incapaz de motivarme, me he animado a asistir, a pesar de mi incredulidad inicial y mi reticencia a la hora de pagar los noventa euros por hora de gimnasia emocional.
Pero haciendo gala, otra vez más, de mi poso cretino, me he tirado en plancha, y aquí estoy, en una minúscula sala, rodeada de cuatro mujeres y un tipo raro que dicen que es una eminencia en mil y una especialidades para ayudar al ser humano.
Obviamente de modo interesado y lucrativo.
Uno no va a regalar esos conocimientos tan valiosos atesorados, tras larga experiencia, dedicación y estudio. ¡Ah, no!
Estamos sentados en el suelo, sobre una alfombra mullida, en
círculo, con las piernas flexionadas a lo indio y una cara de "noséloquehagoaquí".
El tipo raro nos relata unas historias que experimentó en la India, muy espirituales, muy blancas, llenas de bondad, de palabras justas, de sentimientos limpios, de chorradas varias. Historias que rentabiliza muy bien.
Comienzo a sentirme un poco nerviosa y arrepentida. Toda esa batería de panoplias me aburren y son tan obvias, tan de decálogo barato psicológico, que estoy planteándome pirarme y sin pagar.
- ......los cinco pasos para aprender a valorarte y a quererte son los siguientes,- e inicia una perorata corta pero intensa, enumerándolos:
1.Valora tus propias ideas.
2.Valora tus decisiones.
3. Enfócate en tus cualidades positivas.
4. Busca tu propia aprobación.
5. No te compares con nadie.
Tras esta breve disertación nos invita a que cada una de nosotras, en silencio, reflexionemos y analicemos todos estos puntos y los inter conectemos con nuestras circunstancias físicas y psicológicas.
Me concentro. A ver, a ver.... . Que valore mis propias ideas...., mmmmm, hace mucho tiempo que no tengo ninguna idea interesante para valorar. Las pocas ideas que tengo son las rutinarias y las que se relacionan con mi trabajo y mi ocio. Idear nuevos cupcakes, idear una cena, idear una depilación, idear...., idear..., poca cosa.
Voy a por el segundo paso para quererme más a mi misma.
Valorar mis decisiones...., esta está directamente relacionada con la primera, ideas=decisiones o viceversa: decisiones=ideas.
Nada me quedo en tablas emocionales de momento.
Veamos la tercera. Enfocarme en mis cualidades positivas....., ¡Ostias! ¡Qué complicada! Si mi madre siempre me dice que no entiende como en una mujer tan delgada y menuda se concentra tanta mala leche, tanta mala baba, y yo he acabado creyéndolo a pies juntillas. Pero alguna cualidad positiva debe haber por ahí. Quizá que soy buena amiga de mis amigas, fiel, sincera. Y también que soy muy bondadosa y generosa; y puede ser, tal vez, que soy altruista y trabajadora. Y, a pesar de mi mal genio, no soy rencorosa ni vengativa, y sé perdonar y perdono. ¡Ayyyy, que me pierdooooo!!!! Si soy un dechado de buenas cualidades, jajajaja.
Bueno este punto no me ha disgustado. Me ha aportado un pelín de vanidad, jajajajaja.
¡Ala! Vamos a por el cuarto que me estoy pasando, y no va a ser necesario que prosiga porque mi autoestima va a salir propulsada hasta lo más alto como si fuera un cohete.
Buscar mi propia aprobación. Es decir, me tengo que agradar a mí misma. No tengo que buscar caer bien a todo el mundo. No tengo que cambiar mi forma de ser para complacer a todos. ¡Buenoooooo! Esta sí que la tengo superada. Buena soy yo. Rachel es como es y no le cambia nadie, ni ella misma. Y al que no le guste que no mire.
Otra superada, superadísima.
La quinta: que no me compare con nadie. No, por supuesto. Soy única y especial. Como yo no hay otra, por fortuna, je je.
A estas alturas de la reunión. Sintiéndome muy bien conmigo misma, abro los ojos y observo.
Todas parecen hallarse en un estado de catarsis emocional. Inmersas en ellas mismas, incluido el maestro.
Pienso, esto es un timo. Un gran timo.
Despacito, despacito, me pongo a gatas, y silenciosamente voy acercándome a la puerta, aunque realmente no la hay, es una cortina de fino tul granate oscuro. Como un felino, taimado y elegante, traspaso el cortinaje y me hago la escapada del día, con el "sinpa" de rigor. Estas son las referidas "otras disciplinas".
Voy a invertir en fortalecer mi autoestima con todas las garantías que otorgan las decisiones superficiales y banales. Los noventa euros que no he abonado van a ir destinados a una limpieza de cutis que me viene de lujo. Seguro que me anima la tarde y me hace sentir muy bien.
Esto me pasa por ser una incrédula sentimental y otras disciplinas.... .
© Fátima Ricón Silva.
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