MÁS OSCURO QUE LA PROPIA OSCURIDAD
El sonido de los truenos mecía su inquieto sueño
que con el hondo crepitar
de las sonoras gotas de vida
acunaba una nueva tranquilidad.
Aspirar ese aire oscuro, lúgubre y ácido
animaba su cuerpo inerte,
que estaba tan muerto y árido
que se hallaba frotando las manos la muerte.
Escondidos los sueños, ocultos tras la maleza,
esperando alerta una señal,
un ápice de esperanza para levantarse y
comenzar a estirar de nuevo las piernas,
a recuperar la conciencia,
a unir la irrealidad invasora con la realidad
defensora y vencer.
Volverás con música de truenos y fanfarrias.
Volverás a mostrarnos tu sonrisa.
Volverás a regalarnos tu mirada.
Volverás de ese penoso viaje.
Volverás.
Sí, volverás.
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