BESOS AL VIENTO
Desperté rota y entumecida, la boca seca, el cuerpo enjuto y el corazón de luto.
Mario se esfumó entre los guijarros. Sus huellas rubricaban la huida.
La distancia polvorienta era la terapia para el alivio.
-No te quiero del modo que debiera quererte. Te quiero como el desierto al agua, quiero beberte entre mis labios. Quisiera que anidases en mi corazón- me dijo suave y quedo.
Dejé de escuchar.
En silencio le vi partir.
Yo era agua en otro desierto, yo bebía el cariño de mi gran amor. En mi corazón anidaba Gabriel.
Desperté con el calvario de un amigo que se fue para eludir convertirse en un enemigo.
Y le envié mis besos amigos a través del viento.
© Fátima Ricón Silva.