viernes, 29 de mayo de 2015

DULCE por Fátima Ricón Silva




DULCE


DULCE SED DE BEBERTE
Y SENTIR TU CAMINO POR DENTRO,
CUANDO ARRIBAS A MI CORAZÓN 
POR LAS COORDENADAS DE MIS EMOCIONES.

DULCE SUEÑO DE BEBERTE
PORQUE SOÑARTE ES QUERERTE
Y QUERERTE ES AMARTE
POR ENCIMA DE LA VIDA Y DE LA MUERTE.

DULCE AMOR 
AMOR DULCE
QUE ME ALIVIAS LA EXISTENCIA
DESDE AQUÉL DÍA, DULCE CARAMELO.

©Fátima Ricón silva(Ftm Rcn Slv)

miércoles, 20 de mayo de 2015

LAS COSAS DE RACHEL - CONMIGO NO TE VA A FALTAR AMOR Y SI TE FALTA LO HACEMOS por Fátima Ricón Silva






CONMIGO NO TE VA A FALTAR AMOR Y SI TE FALTA LO HACEMOS

Hoy tenía el día tonto. Como muchos días. 
Andaba dando vueltas por Babia, era mi destino actual.

Me abstraje observando el jardín interior situado en aquél centro comercial. Exuberantes troncos de Brasil plagaban sus esquinas. Asemejaban a flores gigantes, el tallo nudoso, retorcido en los extremos, las hojas como si fueran pétalos lánguidos y brillantes. 
Me gustan las flores verdes, esmeraldas, luminosas y henchidas de esperanza.
Son difíciles de encontrar. Incluso algunos dicen que no existen las flores verdes, pero yo confirmo que sí, las he visto. Son como los hombres ideales, raros y escasos, ja, ja, ja, ahora algunos se pondrán a la defensiva y me cuestionarán: ¿y las mujeres ideales? 
Respuesta de Rachel: a priori todas somos ideales ¿o no?
Existen los hombres de ensueño obviamente, ......mmmmmm.... , ¿dónde? jajajaja.

Y entonces discutí conmigo misma: "si buscas un hombre que te escuche, que atienda tus sugerencias, que te entienda, .... búscate un taxi, el taxista cordialmente cumplirá con esas características, post abono del trayecto ¡claro!

Loca, loca, loca. Te permito que me llames loca porque de vez en cuando me gusta hacer y decir locuras, pero estúpida NO, porque realmente puedo pensar en matarte, je,je,je.

El amor es un veneno, y si es un veneno ¿por qué me lo tomo? Es que debe haber cosas dentro de mí que deben ser asesinadas y lo utilizo como antídoto.

Lo dicho, conmigo no te faltará amor, y más si consigues que vea las flores de color verde.

Tras leer esto, llámame loca.
¡Loca y encantada!

©Fátima Ricón Silva- Ftm Rcn Slv




viernes, 15 de mayo de 2015

EN CLAVE DE MI, EN CLAVE DE FA por Fátima Ricón Silva


EN CLAVE DE MI, EN CLAVE DE FA


.......... que tu música no sea en clave de re, ni en clave de sol,
tampoco en clave de la,
que tu melodía la escuches en clave de MI,
en clave de FA;
que la canción de tus sentimientos
la escriban los míos y yo dance ante tu corazón 
con la cadencia del tiempo;
y, tú y yo, protagonicemos el musical de nuestras vidas,
con pasión y encuentros,
 espacios llenos de abrazos y sensibilidad.......

©Fátima Ricón Silva

domingo, 10 de mayo de 2015

LOS RUGIDOS DEL CORAZÓN por Fátima Ricón Silva


LOS RUGIDOS DEL CORAZÓN

Si tu corazón sonríe, tu cerebro salta de alegría.
Alimenta el corazón y te funcionará la cabeza.
Sentidos y racionalidad. Los unos sin la otra no son nadie, nos son nada.
La serenidad del equilibrio es el objetivo.

©Fátima Ricón Silva 

miércoles, 6 de mayo de 2015

LAS COSAS DE RACHEL - RACHEL SE SIENTE INFELIZ (S.O.S), por Fátima Ricón Silva




RACHEL SE SIENTE INFELIZ (S.O.S.)


No sé por donde empezar.
Regentar una cuqui-pasteleria implica en muchas ocasiones ser la "escuchante" de personas que no tienen con quien compartir su vida y sus cosas.

Una tarde entró en la cuqui-pasteleria una mujer. Muy delgada, muy triste, muy borracha. Me pidió un whisky. Ya sabéis que no vendo ese tipo de alcohol en mi negocio pero en la trastienda tengo algunas botellas para elaborar mis cupcakes etílicos.
En lugar de enviarle al bar de enfrente o intentar convencerla de que tomase un chocolate suizo, me adentré en el obrador y cogí una botella del mejor whisky y le serví una copa.
  
    -Yo invito -le dije.

   -Gracias -me contestó-, hoy es mi cumpleaños y es el único detalle que alguien ha tenido conmigo. Hace años que nadie se interesa por mi cumpleaños.

Y unas lágrimas lentas y pesadas se derramaron por su rostro.

La miré con cierta lástima. Esos ojos castaños perdidos entre los vapores del alcohol, los mocos colgando de puro pedo etílico, la coleta recogida tras la nuca toda despeluchada, la pechera de su camiseta llena de lamparones, en fin un primor de imagen. Pero lo que es realmente serio, un desecho de ánimo, desmadejada y derrumbada. Una mujer en ruinas.
No puedo concretar ningún motivo por el que me tomé el trabajo de animarla y entregarle parte de mi propia energía. Una batalla difícil cuando tratas de animar a una persona que lleva en su cuerpo un litro y medio de whisky y años de desilusiones.
Sin embargo hablamos, hablé yo, habló ella, conversamos y sobre todo ella se explayó acerca de su vida, todo ello propiciado por la alta ingesta del alcohol.

Mariana, es su nombre. Divorciada desde hacía unos años. Madre de dos hijos varones mayores de edad. Dueña de dos perras, Lucía sarnosa y muy mayor y Mery una setter gris. Sus únicos alicientes para levantarse de la cama cada día.
Me contaba acerca del desapego de sus hijos, desnaturalizados y egoístas, del interés materno que les movía que era puramente material; de las putadas de su ex-marido, un guaperas hijo puta que le hacía la vida imposible y al que aún amaba; de su soledad; de las penurias económicas. Era hija única, su padre falleció cuando tenía siete años y su madre hacía apenas seis años que había muerto.

Cuando iba a cerrar la cuqui-pasteleria le convidé a que se fuera con una sonrisa. Debía regresar a su casa. Ella remoloneaba. No quería retornar a su vivienda desnuda de amor y vida. Entonces, salí del mostrador y asiéndola de un brazo la acompañé hasta la puerta y le di un abrazo y dos besos llenos de comprensión y amor.
Ella se echó a llorar emocionada. Y me contó que hacía mucho tiempo que nadie le besaba y le abrazaba.

Se fue.

Tres días después regresó. Traía un pequeño presente. Un colgante artesano, pobremente trabajado, de barro que ella misma había realizado para mí. Me llegó al corazón. 

Venía sobria y hablamos mucho. Su vida ha sido muy interesante, rodeada de personajes del entorno a los que ella promocionó con su trabajo a través de pequeña empresa que llevaba con su ex-marido hasta que todo se fue al traste.

Pidió un whisky y se lo serví. Luego otro y otro y otro. Y se los serví. Hasta que agoté mi propia energía y la invité a que se marchara a su casa. Obediente se fue.

Y vino otros días, a lo largo de estas semanas y meses. Y me mostró más detalles de su vida, sórdidos, funestos y lamentables.

Era una mujer que lo había tenido todo y que ahora confirmaba las ausencias y carencias de su existir.  

Sus hijos la repudiaban, le faltaban el respeto, la ignoraban, se avergonzaban de ella. Sin trabajo. Sobreviviendo de la pensión conyugal. Propietaria de inmuebles a los cuales no les sacaba rendimientos por su bondad innata, que aquí no voy a exponer. Y Mariana se refugió en el alcohol y la marihuana para escapar de esas miserias vitales. ¡Ah, qué terrible error!

Y no podía arrastrar más este aterrador lastre: la soledad, el aislamiento, el abandono, el olvido y la indiferencia de sus hijos, únicamente rota para obtener de ella lucro y provecho de cualquier tipo.

Y pasaron los meses y yo sabía más de su vida que ella misma.

Y llegó un momento que dejó de venir a mi cuqui-pasteleria.

Y se inició una fase en la cual comenzó a telefonearme todos los días. Unos días ebria, otros sobria  pero siempre llorosa y desesperada. Y en sus disertaciones liberadoras comentaba:

   -No te parece singular que mi única amiga es la vendedora de cupcakes de una pastelería, eres la única persona que se preocupa de mí, que me escucha y me da consejos. Que me dice que mande a la mierda a mis hijos y a mi ex. ¡Ni que fuera tan fácil! ¡Cómo tú no tienes hijos!, por eso hablas con esa ligereza. La que me quiere hacer entender que el vínculo materno-filial se mantiene sólo por mi parte y no por la de ellos. La que me regaló un libro. La que me abraza y me besa. La que me concede su tiempo. La que me dice que saque los fantasmas que me tienen paralizada y no me dejan ser yo misma.

Y luego me pedía perdón por molestarme. Por llamarme a horas intempestivas por teléfono. Por aguantar la frecuencia de sus comunicaciones. Y lloraba. Y se avergonzaba de su llanto por compartirlo conmigo. Y se enclaustraba en su hogar, parapetada tras sus perras y su soledad.

Hace tiempo que no la veo.

Y yo no se qué puedo hacer por ella. Tampoco me siento con la potestad suficiente para acudir a las instituciones para que la protejan. No lo sé.
Sigue inmersa en esa inmensa pesadumbre, postrada en el decaimiento mas riguroso, empeorado por sus adicciones.
Y yo ejerciendo de animadora psicológica. Papel complicado cuándo una sólo tiene los recursos de la comprensión y el apoyo personal pero carece de cualquier otro.

Rachel os pide ayuda. S.O.S.
¿Qué puedo hacer por ayudarla?
Gracias.

©Fátima Ricón Silva.






viernes, 1 de mayo de 2015

LAS COSAS DE RACHEL - MEAR FUERA DEL BAÑO NO TIENE PORQUE HACER DAÑO por Fátima Ricón Silva






LAS COSAS DE RACHEL:
MEAR FUERA DEL BAÑO NO TIENE PORQUE HACER DAÑO




Con mis ansias de caminar me he perdido por la ciudad.
Con mis ansias de salir de la cuqui-pasteleria he olvidado el bolso.
Con mis ansias de perderme he caminado más de dos horas.
Con mis ansias de relajarme no tengo ni documentación, ni dinero.
Un dulce caramelo de miel y romero es mi única posesión que ha aparecido en un bolsillo de mi estilosa gabardina azul cielo despejado, junto con mi móvil.

Camino errática por un barrio residencial cuajado de pequeños jardines exquisitamente cuidados y parques infantiles. Las casas son de reciente construcción. A estas horas no hay mucha gente por las calles. Intento disfrutar de las hermosas flores que inundan esos coquetos paraísos florales.
Se me ocurre que podría sembrar y plantar en una gran jardinera blanca un pequeño jardín y ponerlo dentro de la cuqui-pastelería. Tengo un barreño antiguo al que podría dar uso de macetero. Estratégicamente colocado en el esqueleto de un carrito de niños estilo inglés que recogí en la basura hace unos meses, pintado de rosa pastel sería un clásico ideal. Al lado del gran ventanal que tiene mi cuqui-pasteleria.

Hallándome en estos menesteres, mi cuerpo me anuncia que debo orinar. Un pinchazo en el vientre me dice que hay que descargar el depósito. Es que soy un pelín incontinente psicológica. En cuanto tengo ganas, mi mente imagina que se escapa el pis aunque ello no es así. Es una jugarreta psicológica de mi cerebro para que vaya inmediatamente al baño. En el colegio aguanté muchas horas y he aquí las consecuencias.

La urgencia es brutal. Miro a mi diestra y a mi siniestra, buscando un bar o algún comercio para pedir permiso para orinar puesto que no tengo ni un euro para consumir nada.
No hay local de ningún tipo.
Únicamente jardines y más jardines. Entradas a portales y similares.

Vuelvo a mirar a todas partes. No veo a nadie.
Entonces decido mear al amparo de unos setos que cobijarán mi acción de primera necesidad.

Mirando de soslayo en todas las direcciones y dando saltitos con la intención de hacer el menos ruido posible, como una jilipollas redomada, me acerco a una zona que me ocultará bastante bien.
Alzo mi gabardina y la recoloco por encima de mi cintura, me desato el cinturón y bajo mis jeans y mis braguitas al mismo tiempo y un surtidor de dorado líquido brota alegre.

Durante el acto vigilo y relajada observo que nadie pulula por ahí.
Inconscientemente desvío mi mirada hacia arriba y la meada se me queda helada, yo quedo paralizada, no me puedo mover. Hay un pavo que me está grabando con el móvil desde la ventana de su casa.
¡¡¡Me va a dar una taquicardia....!!!
Reacciono y con las prisas de los nervios decido taparme la cara con el pañuelo de mi cuello. 
"Filmará mi culo pero no mi cara, pienso fastidiada".
Inmediatamente mi incorporo y subo mi ropa interior y el pantalón de un fuerte tirón.
Me cubro la cara con más recato y retadora miro hacia la ventana y le pego un corte de mangas y gritándole le digo:

   -¡¡¡¡Serás cabrón!!!!

Y salgo pitando como una delincuente.

Mañana estoy flotando por las redes sociales, mi trasero será top trendy. ¡Vaya putada!

Desvergonzada pienso:

     "Mear fuera del baño no hace daño....., a no ser que te graben..., jajajaja".

Esto me pasa por ser una locuela sin prejuicios urinarios.

©Fátima Ricón Silva