miércoles, 3 de diciembre de 2014

LAS COSAS DE RACHEL por Fátima Ricón Silva, RACHEL, RACHEL, RACHEL






RACHEL, RACHEL, RACHEL


Hoy me siento triste, serán los efectos del confinamiento obligatorio, el aburrimiento excedente, las horas que están paralizadas o la lluvia que no dejo de escuchar tras los vidrios empañados por el vaho, o la llegada de las temidas navidades. O esta dependencia transitoria... .

Todo este conjunto de "maravillosos" momentos me incita a sacar la botella de champagne que tengo en el frigorífico para casos de emergencia. Y hoy se dan las condiciones óptimas para descorcharla.

Pero que pereza levantarme de la cama.... .
Hace frío ahí afuera.
Este piso es tan húmedo.

Además más tarde vienen mis padres a prepararme la cena y a acondicionarme para pasar la noche. Consecuencias de ser una "esguinzada" profesional. Es el octavo esguince en mi vida.
¡Ya podía ser el octavo novio! ¡Ya!

Entorno los ojos para evitar mirar un segundo más el tedioso techo de mi habitación.
Unos instantes.
Y me incorporo.
Abro los ojos y sin reflexionar más me levanto de la cama y a la pata coja me voy hasta la cocina.
Me apropio del oro líquido espumoso y una copichuela modelo flauta champanera de cristal de bohemia,  y regreso a la cama con buena compañía.

He pensado que hoy toca juerga. Sin compañía.
Dicen que beber sola no es bueno... , ¿Y dormir sola? ¿Y comer sola? ¿Y trabajar sola? ¿Es bueno o es malo?
Anda y que les den a los puritanos, demagogos y a los de la liga antialcohólica.
¡Hoy me emborracho!
Porque yo lo valgo.

¡¡¡¡SALUDDDDD!!!!









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