jueves, 13 de octubre de 2011

ENCERRONA

Me vi apretada entre las garras del destino.
Dos personas cómplices.
Ella queriendo disimular y luchando por quedar bien. El soufflé tenía que subir. No podía chafar el plan a dúo.
Él, haciéndose el tímido, el nervioso, muy educado e inquieto. Buscaba algo en las esquinas de su comportamiento.
Yo, en una bifurcación de senderos. Observando la locura de direcciones que ambos me indicaban.
Ella indicándome con los ojos el tesoro que yo debía descubrir.
Él dejando su historia bajo mis pies, para que la pisara y descubriese que algo interesante se arrastraba ante mí.
Yo confusa decido huir. Detesto las encerronas, los cruces de caminos, rechazo las dobles vueltas y dar rodeos.
Si la claridad hubiese dimanado de esos seres retorcidos, yo me hubiera arrodillado para recoger la historia que depositaron en mi suelo; yo hubiera regalado mi tiempo para introducirme en esos retales de vida de otros.
No me impongáis ruinas. Invitadme.
Ese es el modo.

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