domingo, 5 de junio de 2011

DESVARIOS DEL DIECISIETE. Conversación de tarados del s.XVII en tono de humor.

DESVARIOS
           DEL
    DIECISIETE






























            Hallabanse cuatro cuerpos sentados en torno a una mesa, la

cortesana Doña Jacinta, su sobrina Rosalba, maese Rodrigo y  el contador de

cuentas de la casa real, el noble Don Jimeno de Ribagorda.


La taberna de la dama se hallaba vacía, no se decidían otros cuerpos a

sumarse a la algarabía, puesto que la noche desapacible y lluviosa

alejaba a los osados que decidieran presentarse, y sumarse a los dos

mencionados.


La protagonista de la noche y repetida varias veces, majestuosa en el centro de

la mesa, lucía vestida de barro rosa una barriga repleta de tinto de Cariñena,

que dicen las malas lenguas que es el idóneo para quitar las penas.


Enredaronse los presentes en una larga retahíla, refiriéndose al orate de Juan

José Usía. Un huraño anacoreta que moraba solo, con sus harapos,  en la

cueva aledaña a la vieja ermita de San Salvador.

Desde que un incendio la dejó reducida a ruinas,  el desvariado Juan decía

recibir acompañamiento de San Benito y Santa Tecla, los moradores de la

capilla.

Contaba que le mostraban cómo se presentaría el futuro de los siglos postreros

que bien seguro llegarían.

       -Ja,ja,ja, –reía maese Rodrigo, arrogante y engreido-, ese tolondra de Juan

 dice que ve el futuro,  ja, ja,ja,  que los santos de la capilla le visitan tras los

muros y le cuentan y le muestran los avances de las ciencias.


       -¿Y cuáles son esos avances, maese? ¿Qué es lo que presume que

acontece? -preguntaba el caballero


       -Habla sin cuenta ni riesgo y afirma que los transportes no los hará un

mulo, ni caballerizas rampantes atados a bellos carruajes, ni jamelgos vagos

errantes,  ja, ja,ja, afirma que los galantes viajaremos en carros que funcionan

sin ganado y escupen humos enfurecidos, ja,ja,ja.  Y que volaremos cuan aves

surcando el firmamento.


-¿Volar? ¿Acaso maese nos saldrán alas en la espalda a la manera de

ángeles divinos?


-No, inventa que unos pájaros de hierro levantarán el vuelo  y en su panza

albergará mezclados personas de toda ralea: nobles, clérigos, legos y plebe,  y

mercancías y animales,  ¡qué osadia! Ver esos engendros volar, ... vencejos de

barro habrán de ser  que le cagan en los ojos y no le dejan ver,  ja,ja,ja.


      -¿De hierro forjado con bellas galanuras? -Bromeó el escribano real.


-¿Mezcladas las condiciones sociales?  No tiene sensatez el ermitaño, -

añadió la cortesana.


Todos iniciaron una timba de carcajadas alborozados y gozosos,

preguntándose unos a otros:

       -¿carruajes que hacen camino sin flanco de cabalgadura?

       -¿Aves de pesado hierro atravesando las nubes?

       -¿Reyes y vasallos, hombro con hombro arrimados?

       -Tamañas barbaridades solo puede venir de un seso seco y duro.

-Concluyó la cortesana.


        -¿Y qué más dice mi señor ese tirado por culo? Osó preguntar la sobrina

que aprendía el oficio de la tía pero pretendía ser cortesana fina.


-¡Oh! Linda manceba, ja,ja,ja afirma que las mujeres se quitarán las

reservas con unos artilugios extraños de luces calientes que diluyen las grasas

de forma secreta.


-¿Y qué serán las mujeres todas magras y secas? ¿Cómo andrajosas

 muertas de hambre y harapientas? ¿Dónde habrán de tocar los galanes de la

época? Ja,ja,ja - dijo la experta doña Jacinta.


        -No habrá teta llena, mi señora, tendrán que desahogarse con las odres

de las vacas, puesto que con tanta carne magra no se quitarán las penas -

dijo maese haciendo un guiño.


        -Saca otra jarra tabernera tacaña, así quizá los delirios del mugriento,

con los vapores del líquido sangriento, nos parecen más reales y ciertos. -

Añadió.


       -Yo les sirvo el Cariñena, con generoso esmero, pero siga, siga, continúe

 contando los desbarres del pobre Juan.


 Tomó un vaso en la mano  y de un trago corto y ralo tragó el líquido

encantado. Y prosiguió.

       -Dice el gañán mugriento que los hombres hablaremos sin vernos,

estando lejanos y distantes, mas comadrearemos los chismes diarios  aunque

haya miles de leguas entrambos. Pardiéz ¡qué barbaridad!


       -Y cuenta el desgraciado que cuando en trance cae, le narran sus santos

errantes las sinrazones médicas. Anuncia que la tuberculosis, la peste y el

cólera se curaran sin mengua, con pócimas inoculadas en las carnes enfermas,

que los matasanos prescindirán de las medicinales sanguijuelas,

que los hombres podrán tornar en féminas y  las mujeres portarán miembro,

si lo quieren y lo anhelan  porque afirma el viejo chalado que  al nacer les

confundieron de cuerpo.


       -¡La virgen! Una hembra con colgajo y un hombre sin pingajo. No imagino

tal desatino. Se me ponen los vellos de punta ante semejante marabunta de

sacrilegios humanos. ¡Qué dislate! -Manifestó la sobrina escandalizada.


Todos reían y se mofaban de las visiones del anciano demente, que sufría sin

remedio por tener visitas de esa suerte.


       -Cuente, cuente más insensateces de ese infortunado, que esta noche

ingrata lo merece. -Solicitó la vieja dama.


      -¿Sabe lo que dice a como cocinar un asado? Dice el airado que las reses

y los puercos se asarán deliciosos pero sin fuego, sin llama ni ascua que le den

gracejo, ja,ja,ja, ¿qué se cree el botarate que nacerán tostados del vientre de la

que pare? -preguntó maese divertido.

      -También arriesga a decir que se edificaran casas tan altas como el pico del

Aneto, con evacuatorios dentro para echar aguas por un hueco sin que ofendan

los hedores; que el agua a la fuente no habrá que ir a buscar porque por un

tubo en la pared de la residencia no cesará de manar a discreción del usuario.

Que se idearán unos artefactos endiablados que harán sumas y restas, y

máquinas extrañas con las que se escribirán las letras. ¡Ah, qué patrañas!


      -Saque doña Jacinta otra jarra de este ungüento que de tanto rajar se me

apergamina la lengua y no me deja para nada más. A ver si riego el cerebro

que con tanto cuento maquiavélico yo voy a enloquecer como el eremita Juan

José.


      -Hablemos de otras cosas terrenales y seguras, decía vuestra merced Don

Jimeno que va a escasear el trigo por desventura para nuestros bolsillos y

tripas...... .


Y entre bromas y mentiras continuaron la velada hasta altas horas, terminando

todos embriagados por los efectos del Cariñena almibarado. 

3 comentarios :

  1. Lo sabía demasiado largooooooooooooooooooooooooooooooooooo.

    ResponderEliminar
  2. Jajjaajjajja!!!!!!!

    (pará no te cortés las venas, me hiciste reír con ganas, cuando el texto es muy largo hay que subir de a pedacitos, me parece, no sé una oración y ya!!!) ajajajjaj!!!

    mirá que tengo un humor que muerdo y me arrancaste una carcajada, besos!!!

    ResponderEliminar
  3. Gracias guapa, lo escribí con mucha seriedad y solemnidad rescatando el castellano antiguo. Al finalizar lo leí rápida y también me carcajee un buen rato.
    Un beso

    ResponderEliminar