La dolce vita me la proporciona mi amor,
la literatura, los paseos que doy a través de bosques poblados de letras y rimas,
viajar a otras sociedades libres u oprimidas,
inyectarme la savia de una sonrisa sincera,
escuchar las historias fantásticas de mis sobrinas,
redescubrirme cada día,
encontrar la tonalidad de las luces de la vida,
subir a una montaña y volar en un parapente de sueños,
leer los sueños de unos, las vidas de otros, diseñar mi propia línea,
rescatar lo del ayer que me sirve para el hoy,
aprovechar lo positivo de mi mal genio,
liberarme de unos fantasmas y esclavizarme por otros,
protegerme frente a mí misma,
conseguir que lo complejo se torne fácil,
arremeter contra lo indeseable, que además es injusto e infructuoso,
buscar en el cajón de los nuevos poetas,
desaparecer cuando no quiero ser vista ni escuchada,
arrimarme a la tibia piel de él,
comer chocolate negro,
mojarme bajo la lluvia de primavera,
oír el rumor materno y recordar el paterno,
frenar el dolor, atenuarlo hasta que se vuelva invisible,
controlar los latidos de mi corazón y acelerarlos a discreción,
atender........... ¡Tantas y tantas cosas!
Parte de mi mundo, de mi dolce vita.
La otra parte, la mala vita, me la reservo de momento.
Escritora, autora de cuatro novelas publicadas cuyos títulos son: LA GUINDA DEL PASTEL, UN FIN DE..., e HILOS DE MARIONETA, y VALENTINA COMPRA UN SUEÑO. Poetisa liberada.
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Sabiduría pura la tuya, como decían antes mis maestras de escuela, ¡¡¡sigue así!!!
ResponderEliminarBesos.