viernes, 4 de febrero de 2011

Mi esposo es como un zapato

      Durante esta semana he escuchado de los labios de una guerrera esta frase: "mi esposo es como un zapato". Yo no conozco profundamente a este costoso zapato, únicamente le he observado, en la distancia, desde el escaparate de la inocencia y el respeto.

      Brilla, está muy bien encerado y lustrado. Posee un par de cojones, ¡ups, léase cordones! largos e inertes. Es complicado anudarlos puesto que son rígidos, inanimados, rudos y carentes de la sensibilidad exigida para regalar a una mujer, a su esposa.

      La horma de lujo sobre la que está diseñado tiene un defecto, hace daño en la delicada piel, en el intenso corazón y la valiente inteligencia de la princesa que siempre quiso calzar ese zapato y pasear por un mundo íntimo a grandes zancadas.

      Tan sólo te digo amiga que guardes la esperanza, que el dolor que aprieta tu ánimo se torne una simple rozadura que apenas deje huella ni señal.

Un beso


Créate nuevamente, doblemente, tienes esa fuerza.


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